la vida es ese continuo y preciso trascurrir de emociones, sentimientos, sensaciones y acciones. Todas tienen sentido, todas tienen valor y todas la configuran.
maria

domingo, 25 de septiembre de 2011

una mujer con sombrero


Oleo de una mujer con sombrero ha sido una canción que siempre me ha gustado, no se si por esa percepción romantica de vivir el amor como si fuera lo que nos arrancan, lo que nos lleva al desenfreno, a la pasión con sufrimiento, a que en el fondo ese amor casi siempre es hacia quien daña hasta la muerte (emocional) de lo sentido, como un gasto de cada una de las emociones que se pueden sentir, un gasto hasta que no queda ni gota:
Una mujer con sombrero,
Como un cuadro del viejo chagall,
Corrompiéndose al centro del miedo
Y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
Y ahora lloro por verla morir.
Me trajo a la memoria esta canción una frase que lei de alguien que se dirigía a alguien (que de alguienes por dios) con ese epíteto, mujer con sombrero, casualmente poco después soñé con esa mujer, con la mujer con sombrero, solo que ahora en vez de sombrero llevaba un pañuelo en la cabeza, iba en un coche a toda velocidad que yo conducía y hablábamos de esas mismas pasiones, yo le decía que me recordaba a Thelma, ella me decía que no le gustaba el final, yo que lo cambiaríamos, a mi tampoco me gusta el suicidio físico.
La cobardía es asunto
De los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
Ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
Ni el mejor orador conjugar.
No se si cambiaremos el final, no digo físico sino emocional, pero espero que nuestros amores no sean cobardes y que como dice la canción asi el mejor orador los pueda conjugar.
Un beso, un dia menos.

martes, 20 de septiembre de 2011

Adrian


Hoy ha sido un día de hablar de optimismo, de actitudes ante la vida, de formas de enfrentarse al devenir de los días, hoy hablamos de ello y en mi paseo por las páginas que frecuento he encontrado más optimismo.
Esto me ha hecho recordar a Adrian, y me gustaría contar su historia.
Suelo pensar, que lo que somos cada uno de nosotros es resultado. en parte, de lo que los demás escriben en nuestras vidas y aunque creo que me ha gustado desde siempre ver las cosas con una sonrisa, si alguien me enseño que era el optimismo, ese fue Adrian.
Hace ya unos cuantos años trabajaba en un área de salud de una zona rural, la medicina rural te permite un acercamiento distinto a los que requieren tus conocimientos, en aquel entonces preparamos un grupo de cuidados paliativos y me encargue del mismo, así que con mucho entusiasmo y un montón de gente increíble nos pusimos en marcha, sabíamos que no era fácil, pero a todos nos apasionaba, y así iniciando este proyecto apareció Adrian.
Adrian tenia catorce años, padecía una enfermedad de nombre larguísimo y para la que no existe en la actualidad ningún tipo de tratamiento, generalmente los afectados no suelen llegar a cumplir más de diez u once años, pero Adrian era distinto, era diferente para todo, cuando llegue a su casa no sabía lo que me encontraría, decir que no iba algo asustada es falso, no solo se trataba de un niño, si no que era un niño en terminalidad, con un pronóstico no mayor de tres meses y que padecía una enfermedad de la que nadie tiene mucha idea, pero entrar en aquella habitación, que frecuente después durante meses, fue un aire distinto de vida, aunque lo intente no creo que pueda describir su sonrisa, sus ganas de disfrutar de absolutamente todo, su ingenio a la hora de mantener la atención fuera del dolor y del sufrimiento, el amor que nos entregaba día a día y sus ojos abiertos ante todo.
No, no todo fue idílico, no lo fue, hubo días y noches que no pude entender, que mi ira hacia la propia incompetencia de esos afamados conocimientos, me generaba una frustración exasperante, pero allí estaba la sonrisa de Adrian, su voz gruesa y su risa contagiosa, sus manos en las mías, sus labios de bienvenida cada mañana, su sueño inducido y sus pequeños quejidos, ay jovencito que grande fue Usted.
El día que te fuiste fue un día lleno de luz, de esos de primavera que tanto te gustaban, tu sonrisa en los labios se marcho contigo, nunca hablamos de la muerte porque tú siempre fuiste y serás vida.

Gracias Adrian, en parte por ti, sigo siendo vida.
maria

domingo, 18 de septiembre de 2011

en algun lugar......




En algún lugar sobre el arco iris muy, muy alto... hay una tierra de la escuché contar en una canción de cuna.
En algún lugar sobre el arcoiris, los cielos son azules y los sueños que te atreves a soñar se vuelven realidad.
Algún día pediré un deseo a una estrella y despertaré muy lejos de las nubes dejándolas atrás, donde los problemas son como gotas de limón lejos, muy por encima de las chimeneas, ahí es donde me encontrarás.
En algún lugar sobre el arcoiris vuelan pájaros celestes. Los pájaros vuelan por encima del arcoiris, entonces, ¿por yo no podría?
Si los pájaros vuelan alegremente más allá del arcoiris... ¿Por qué yo no podría?





maria

jueves, 15 de septiembre de 2011

Gran Via


Por fin fui a la exposición de Antonio López, magnifica, bueno es que me parece extraordinaria su obra, esa visualización de la marea de casas y situaciones que retrata de una forma tan peculiar me impacta.

El hecho de nacer y vivir en Madrid, ciudad que amo y odio en la misma proporción o muy parecida puede que haga que me sienta, mirando desde la torre de bomberos de Vallecas, como si estuviese sentada en el sillón de casa, asomada a la ventana, pero quizás donde he pasado más tiempo, donde me he recreado mucho mas ha sido en la sala Gran Vía, con todos esos cuadros inacabados con distintas visiones de la Gran Vía, unos cuantos años después del original, con esas manchas de color entre el blanco y negro original de la obra.

Pero me faltaba algo, como un punto que no he podido identificar, ese punto eras Tú, compartirlo ha sido vivirlo, porque a veces pienso que es como dibujar el presente del futuro, a veces te siento Antonio López y a veces me siento la Gran Vía, llena de color si asi lo dibujas y en blanco y negro con mucha vida, cuadros inacabados pues siempre hay algo que los modifica, y ese en sí, es el dibujo de la vida.

maria

martes, 13 de septiembre de 2011

pequeña



Soy pequeña, algo mas de metro y medio, bueno ser pequeña es sencillamente comparativo, porque lo mismo para una hormiga soy un gigante enorme, como para mi lo es la montaña o aquella estrella que ahora veo brillar, soy pequeña y me encantan las cosas pequeñas, como los cascabeles, pero tambien me encantan las cosas muy grandes como la luna que ahora vislumbro o como tu sonrisa.

Soy pequeña y soy grande, soy tierna y soy dura, porque como todos soy todo y no soy nada, todo cuando te veo sonreir, nada cuando no te siento en mi.

maria

domingo, 4 de septiembre de 2011

Incapacidades

Dice Punset que las relaciones personales y el control de la propia vida son las unicas bases en la consecucion de la felicidad, todo lo demas es accesorio y esta mediatizado por lo anterior (bueno, no se si lo dice o es lo que yo entendi de su discurso, claro)

Hoy pensaba sobre esa incapacidad arraigada en algunas personas,  la incapacidad para ser feliz, de como, con la cantidad de recursos que disponemos somos a veces tan inutiles que no llegamos a manejar nuestros momentos para la busqueda de la misma, a veces me grito a mi misma ¡¡no, no, no!!, pero creo que el verdadero camino para continuar viviendo feliz esta mas en el ¡¡si, si, si!!, pensar en positivo, no buscar en todo, absolutamente todo lo negativo, desde lo que me gusta para comer y en ese momento no es accesible o desde como me gusta ver una puesta de sol y son las cuatro de la madrugada, asi que mi pensamiento no sera me niego a ser infeliz si no sigo sonriendo para ser feliz.

Me apetecia hacerme esta declaracion de principios, sin mas.

maria

jueves, 1 de septiembre de 2011

Hay dias

Hay días que entras en casa como huyendo del exterior, hay días que ni quieres encender el ordenador, que descuelgas el teléfono y desconectas el portero automático, hay días que te sientas como mirándote, desde dentro y hasta fuera.
Esos días  buscas en el ultimo cajón de la cómoda, ese que ni siquiera abres los días de limpieza, buscas aquel conjunto de ropa interior, el que a pesar de los mil lavados continúa oliendo a sexo, enfundas tu cuerpo en él mientras buscas los imposibles zapatos que te llevaran a un destino, pintas tu cara hasta que ni tu misma te reconoces y sales a la calle como un gato que del agua fría huye.
Hay días que buscas sangre de ginebra para recorrer tus venas, que solo el humo que invade los ceniceros abarrotados de olor a colilla antigua puede aliviar tus pulmones, que las miradas se clavan como puñales inquisidores en tu entrepierna ardiente, mientras corres de las palabras grandiosas que te dijeron, que te seguirán diciendo.
Hay días que la única suavidad que deseas es del infinito segundo en que acaba la tortura, que el abrazo te sobra, que el beso solo es admitido si se llena de saliva espesa y lujuriosa, que detestas el te quiero, que no quieres ser persona, que solo deseas que tu cuerpo se desgarre sin caricias ni arrumacos, que buscas la pedrada en tu propio ojo más que en el ajeno.
Esos días que te diriges erguida al antro más oscuro que conoces, que con la colilla encendida y a la luz de su punta buscas los ojos mas inyectados de sangre, la mirada del cabrón que deseas, las manos rudas y la cara con mas cicatrices, rezando en tu interior porque reconozca lo que vendes, el precio es alto y no se paga con dinero, pero él tiene el botín que será tu recompensa.
Hay días que lo encuentras, que te agarra del pelo y te saca del tugurio maloliente, que no busca ni un hotel, ni tan siquiera una pensión plagada de nauseantes excrementos, que en el callejón  de la puerta trasera donde los borrachos expelen su alcohol reciclado por el cuerpo, te usa y abusa, te fuerza sin miedos, te arrebata la sonrisa que ni llevas y te llena de lagrimas saladas el cuerpo.
Hay días que sonríe a media boca cuando sube la cremallera del pantalón, indicando donde está el camino que te saca de aquello, que ni tiene nombre ni te lo pidió, que ni una palabra te ha dirigido ni tu has querido oírla, que se va sin más, y también sin menos.
Hay días que llegas a casa tan llena de semen de masturbadores egocéntricos, de pellizcos en el cuerpo, de quemaduras en tus erectos pezones, de magulladuras en tu trasero, que ni te atreves a subir la ropa que tocaron, y te desnudas en el contenedor frente a la casa, y subes desnuda en el ascensor que devuelve tu imagen en el espejo, asombrándote de cómo unos dientes pueden dejar esas marcas en tu cuerpo.
Hay días que según entras vas directa a la bañera, buscas el guante de crin mas aspero que tienes y frotas hasta sangrar cada poro de tu cuerpo.
Y esos días desnuda, limpia de todo, sangrando lagrimas y sorbiendo los propios mocos, agarrada a un segundo de vacío, dejas que de nuevo la vida inunde tu cuerpo, sonríes y sigues adelante.
Porque hay días que te recuerdan que la felicidad existe en cualquier momento.
maria