la vida es ese continuo y preciso trascurrir de emociones, sentimientos, sensaciones y acciones. Todas tienen sentido, todas tienen valor y todas la configuran.
maria

jueves, 1 de septiembre de 2011

Hay dias

Hay días que entras en casa como huyendo del exterior, hay días que ni quieres encender el ordenador, que descuelgas el teléfono y desconectas el portero automático, hay días que te sientas como mirándote, desde dentro y hasta fuera.
Esos días  buscas en el ultimo cajón de la cómoda, ese que ni siquiera abres los días de limpieza, buscas aquel conjunto de ropa interior, el que a pesar de los mil lavados continúa oliendo a sexo, enfundas tu cuerpo en él mientras buscas los imposibles zapatos que te llevaran a un destino, pintas tu cara hasta que ni tu misma te reconoces y sales a la calle como un gato que del agua fría huye.
Hay días que buscas sangre de ginebra para recorrer tus venas, que solo el humo que invade los ceniceros abarrotados de olor a colilla antigua puede aliviar tus pulmones, que las miradas se clavan como puñales inquisidores en tu entrepierna ardiente, mientras corres de las palabras grandiosas que te dijeron, que te seguirán diciendo.
Hay días que la única suavidad que deseas es del infinito segundo en que acaba la tortura, que el abrazo te sobra, que el beso solo es admitido si se llena de saliva espesa y lujuriosa, que detestas el te quiero, que no quieres ser persona, que solo deseas que tu cuerpo se desgarre sin caricias ni arrumacos, que buscas la pedrada en tu propio ojo más que en el ajeno.
Esos días que te diriges erguida al antro más oscuro que conoces, que con la colilla encendida y a la luz de su punta buscas los ojos mas inyectados de sangre, la mirada del cabrón que deseas, las manos rudas y la cara con mas cicatrices, rezando en tu interior porque reconozca lo que vendes, el precio es alto y no se paga con dinero, pero él tiene el botín que será tu recompensa.
Hay días que lo encuentras, que te agarra del pelo y te saca del tugurio maloliente, que no busca ni un hotel, ni tan siquiera una pensión plagada de nauseantes excrementos, que en el callejón  de la puerta trasera donde los borrachos expelen su alcohol reciclado por el cuerpo, te usa y abusa, te fuerza sin miedos, te arrebata la sonrisa que ni llevas y te llena de lagrimas saladas el cuerpo.
Hay días que sonríe a media boca cuando sube la cremallera del pantalón, indicando donde está el camino que te saca de aquello, que ni tiene nombre ni te lo pidió, que ni una palabra te ha dirigido ni tu has querido oírla, que se va sin más, y también sin menos.
Hay días que llegas a casa tan llena de semen de masturbadores egocéntricos, de pellizcos en el cuerpo, de quemaduras en tus erectos pezones, de magulladuras en tu trasero, que ni te atreves a subir la ropa que tocaron, y te desnudas en el contenedor frente a la casa, y subes desnuda en el ascensor que devuelve tu imagen en el espejo, asombrándote de cómo unos dientes pueden dejar esas marcas en tu cuerpo.
Hay días que según entras vas directa a la bañera, buscas el guante de crin mas aspero que tienes y frotas hasta sangrar cada poro de tu cuerpo.
Y esos días desnuda, limpia de todo, sangrando lagrimas y sorbiendo los propios mocos, agarrada a un segundo de vacío, dejas que de nuevo la vida inunde tu cuerpo, sonríes y sigues adelante.
Porque hay días que te recuerdan que la felicidad existe en cualquier momento.
maria

2 comentarios:

  1. Hay días claros y oscuros, días en que piensas y días en que es mejor no pensar, días y días, pero vivos y reales días.

    He llegado a tu blog de rebote por otro que sinceramente ya ni me acuerdo, pero es lo que menos importa.

    Un placer y un saludo maria.

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  2. Pues gracias a tu llegada yo he encontrado los tuyos, que tambien son un placer.

    Efectivamente todo tipo de dias, todos tienen validez, hoy puede no verse pero la tienen.

    Saludos y sonrisas

    maria

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gracias por visitar mi casa