la vida es ese continuo y preciso trascurrir de emociones, sentimientos, sensaciones y acciones. Todas tienen sentido, todas tienen valor y todas la configuran.
maria

jueves, 27 de mayo de 2010

cuento


5 de agosto 2008

Lucia había decidido tomarse unas vacaciones a pesar de que el trabajo salía por cada cajón de la oficina, los últimos acontecimientos la habían sumido en una situación de irritabilidad que hasta su jefe pensó que seria mejor apartarla unos días del trabajo y permitirla una semana de descanso.



Como el tiempo apremiaba y no disponía de una situación económica excelente tras su divorcio, decidió aceptar el ofrecimiento de Luis, un compañero de sus inicios en la Gestoria con el que siempre había tenido una relación digamos discreta, pero que siempre había sido cordial con ella. Luis disponía de una pequeña casita cercana a la Sierra de Gredos, algo aislada y sin grandes comodidades pero que la permitiría descansar sin molestias externas, algo apartada pero no aislada del todo y con grandes espacios para poder pasear.



El viernes salio del trabajo y se decidió ir a comprar algunas cosas para su semana de no hacer absolutamente nada más que descansar, empaqueto ropa y algo de comida así como una decena de libros de esos que vas acumulando bajo el polvo y siempre tienes una disculpa para no iniciar su lectura, folios en blanco para ir anotando frases inconclusas y bolígrafos de colores para subrayar lo que aparecía en cada libro, siempre que usaba los bolis se acordaba de la cara de horror de su madre pensando en pintar las impolutas hojas de un libro,



A pesar del plano de Luis, de preguntas a mas de un paseante llego a perderse hasta cinco veces pero al final dio con ella, una verja impedía el acceso y un pequeño muro de piedra rodeaba la casita, Villa Retiro figuraba en el cartel de la puerta, no pudo por menos que sonreír cuando lo leyó, como somos los humanos, apenas mil metros de parcela y una casa de poco mas de cien metros y la llamaban villa.



Siguió todas las instrucciones que había anotado Luis en una libretita, localizo el agua que subía con un generador de un pozo, pudo encender el mismo para que le permitiese tener luz en la casa y vació el maletero de su coche con las mil y una tontería cosas que a su llegada se había dado cuenta que traía, si solo venia a descansar, a olvidarse de todo, a intentar dejar su mente en blanco y disfrutar de su retiro, claro Villa Retiro.



Casi ya anochecía y decidió dormir un rato, últimamente lo hacia tan mal que el sentir un poco de sueño la obligaba a disfrutar de la calidez y el confort de una cama, miro las tres habitaciones de la casa y se decidió por la mas grande, no tenían grandes lujos pero una cama de al menos uno cincuenta con un presentable colchón y sabanas calidas, no lo pensó mucho más y tras desnudarse y colocarse una camiseta se metió en ella.



No llevaría ni cinco minutos disfrutando de ese inicio de sueño donde te vas dejando abandonar placidamente a las sensaciones externas e internas cuando le pareció notar el sonido de la cancela, abrió los ojos y vio que debían haber pasado mucho más de cinco minutos la oscuridad era completa, intento encender la luz pero fue inútil, no debía estar bien el generador. Nunca fue una mujer miedosa pero la casa desconocida y semi perdida en la sierra no le influía gran seguridad. Había visto una vela en el cajón de la mesilla y palpando los objetos de su alrededor logro dar con ella, no podía continuar en la cama sin dar explicación a esos ruidos, así que tomo la vela la encendió con el mechero que tenia al lado de su paquete de tabaco, cogio aire y salio de la habitación, ni un ruido en la casa, ni una luz salvo la que desprendía la vela, ¿un sueño quizá?. El frió piso y sus pies descalzos iban despertándola, así que decidió acercarse a la ventana y observar el exterior, la casa estaba bien cerrada y no pensaba más que mirar por la ventana, no era boba pero en el fondo ese estado de no saber que había fuera la excitaba, viejos fantasmas juveniles volvían como sueños a su mente, sonrió y movió la cabeza como apartándolos de ella.



Siguió observando hasta que le pareció percibir un cuerpo que se aproximaba hacia la puerta, allí si había alguien, la luz de una linterna se encendió y pudo apreciar a través de los cristales de la ventana una silueta algo familiar, juraría que era Luis, pero, ¿ que hacia allí a esas horas de la noche?. Se acerco a la puerta en el momento justo que esta comenzaba a abrirse, descubriendo la imagen de Luis pero un hombre desconocido parecía haber adquirido ese cuerpo, una mirada penetrante y lujuriosa, una lámpara en sus manos y un paso decidido hacia ella, solo le dio tiempo a exclamar un ¿pero?

Todo un acumulo de fuerzas contenida se dirigió hacia ella, una mirada y unas manos rudas la aprisionaron sin poder dar tiempo ni a reaccionar, sus manos abiertas dejaron escapar la vela que perdió todo su poder en el choque contra el suelo, su voz se ahogo bajo una de esas manos que oprimía sus labios.





Una lucha continua aquellas manos que tapaban su boca y sujetaban su cintura elevándola del suelo, aquella voz tantas veces oída y ahora tan distinta que susurraba al oído con dureza, lucha y lucha, huir y quedarse, gritar o dejarse llevar por sus deseos.

Y la nueva voz de Luis que decía:

-Si dices tu nombre todo acabara Lucia, tu tienes la llave de lo que pueda ocurrir, soltare la mano de tu boca y solo tu decidirás.

Y así la arrastro hacia el cuarto donde la deposito boca abajo en la cama.



El peso de Luis sobre su cuerpo inmóvil, su sexo excitado y sentido, ella misma húmeda de mil pasiones contenidas, y la palabra Lucia que continuamente martilleaba su cerebro y tomo su decisión, la mano que hasta entonces oprimía su boca se deslizo hasta su cuello, permaneció muy quieta en la cama, no emitió sonido alguno salvo su respiración jadeante, cerro los ojos y sintió solo sintió.



Nota como Luis delicadamente con una cinta suave rodea sus ojos impidiendo cualquier atisbo de visibilidad, oyó el inicio del generador y como el calor de una nueva luz inundaba la habitación, la respiración tranquila de Luis que parecía estar observado todo su cuerpo, su inmovilidad apenas rota por el movimiento lento de abrir sus piernas y ofrecer su cuerpo, ni una orden había oído pero era ese su deseo.



Sonido de ropa cayendo, pasos que nuevamente se dirigían a ella, su cuerpo excitado, la dureza de sus pezones, el calor que empapaba su sexo, y unas manos duras sin cuidado que la aprisionaban, gimió nuevamente y dijo por favor, por favor mientras en sus oídos volvía a sentir la voz fuerte de Luis:

- Solo tendrás que decir Lucia.



Y un montón de sensaciones desconocidas sobre su cuerpo, aquellos labios que tantas veces había visto en la oficina mordían su cuello con tal intensidad que el dolor salía de sus ojos, las manos suaves y calidas abrían despacio sus labios vaginales, forzando a separar sus piernas en una lucha contra la naturaleza, se introducían por todos sus orificios dilatando su deseo, hasta que tras una lucha de manos y contracciones se introducían sin mas en su sexo. Aquel miembro erecto que buscaba en su cuerpo el lugar donde calmar su sed, aquellas manos que enrojecían sus nalgas y las inundaban de calor y aumentaban continuamente la necesidad de entregarse a ese dolor, a ese dolor retenido y contenido en su interior, quizás durante años, que luchaba por ofrecerse al nuevo Luis que aparecía. Aquella manifestación de poder en forma de miembro inflamado que se introdujo violentamente entre sus nalgas doloridas haciéndola gritar hasta la extenuación. Movimientos rápidos que su cuerpo respondía, el calor que inundaba sus entrañas y cuando sentía que su cuerpo la iba a abandonar, que el dolor dejaba paso a una sensación nunca antes percibida, las manos de Luis que la arrastraban y la llevaban al suelo haciéndola abrir la boca e introducir en ella hasta su garganta lo que hasta entonces había hurgado cada orificio.

Aquel calor en su boca, aquel deseo de beber de El, hasta que un grito de pasión dejo paso a un torrente de fluidos que nunca antes había saboreado y que la trasporto a un nuevo espacio inimaginado.



Y asi arrodillada en el suelo con la cabeza entre las piernas de Luis, rendida a un placer que nunca antes conociera solo se oyo una palabra de sus labios:

Gracias….



vida

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