la vida es ese continuo y preciso trascurrir de emociones, sentimientos, sensaciones y acciones. Todas tienen sentido, todas tienen valor y todas la configuran.
maria

viernes, 6 de mayo de 2016

perdon

Publicado a las 17:03 del 05 de Noviembre de 2011     
Perdon
 
Tendria ocho años cuando nos mudamos a casa de mi abuela, ella acababa de volver de Donosti y se decidio vivir todos juntos, eran tiempos de crisis, de esa casa recuerdo un inmenso pasillo donde daban todas las puertas de los vecinos, un pasillo que se convertia en zona de juegos, donde mi hermano y yo, dos niños mas  y el llamado loco del C haciamos exploraciones en el bosque de los Carnutes, un pasillo que se convertia en casa de chocolate o en castillo de Caballeros y Princesas, nuestro pasillo.
Al final de el vivia La Sole, por aquel entonces todas las vecinas eran Las, eran tias, eran generalmente la tia Tomasa o el Tio Antonio, pero ella era La Sole, los vecinos cuchicheaban que era rara, muy rara, y para nosotros era tan original, vestia de forma distinta a lo que conociamos, de su cuello colgaban mil y un abalorios, mientras sus muñecas tintineaban por aros de multitud de colores. 
Yo solia mirarla con la boca abierta  cuando pasaba, y me atraia mucho hablar con ella, a veces jugando en el pasillo me gritaba con una voz aguda: Mari dile a tu abuela que si puedes bajar donde Inocencio a comprar dos huevos o un cuarto de leche, y yo iba a mi abuela a pedir permiso, y ella me lo daba diciendome ten cuidado y no rompas nada. Esos dias entraba en su casa y todavia abria mas la boca, que distinta a todas las conocidas, miles de cachivaches por doquier, figuras en cada esquina de negros y animales salvajes, La Sole tenia un sobrino en el Aaiun, su unica familia, y ella la de el, que siempre que venia traia muchas cajas que espiabamos a traves de las rendijas de la casa, 
Pase muchas tardes en esa casa, escuchando a esa mujer, rara, pero unica para mi, a veces mi abuela mandaba a mi hermano a buscarme, pues era hora de cenar o de la merienda, y yo llegaba hinchada de cosas que contar, de dibujos que habia visto, de objetos, de libros, mi abuela me sonreia.
En casa se hablaba poco delante de nosotros de la guerra civil, mi abuelo habia sido fusilado y mi abuela encarcelada, mi madre escondida en Tomelloso junto a sus hermanos y mis tios huidos a Francia, solo sabiamos lo que de vez en cuando escuchabamos sin mucho interes. Pasados años cuando ninguno viviamos en el pasillo porque la casa habia sido derribada para construir una carretera nueva, fui a comer con mi abuela, nos pusimos a cocinar como siempre que nos juntabamos y a disfrutar de la cocina, cuando acabamos me sente a su lado y me comento, mari sabes que murio La Sole? me dio un vuelco el corazon, ufff hacia años que no sabia nada de ella, pero mi abuela si, me conto que habia ido a su entierro con algun vecino que quedaba de viejos tiempos, que alli su sobrino lloraba y que le dieron el pesame.
Y entonces me conto la historia de La Sole, fue una mujer sola quizas porque tras acabar la guerra denuncio a sus vecinos, incluida mi abuela que fueron a la carcel, yo mire boquiabierta a mi abuela, nunca manifesto animadversion hacia ella, nunca me prohibio quererla ni comprar los huevos o el cuarto de leche. Le pregunta ¿la perdonaste? mi abuela me miro y me dijo no somos nadie  para perdonar, cada uno debe perdonarse a si mismo, lo que somos es lo que somos, tu no me denunciaste pero ella tampoco, fue la situacion, el momento, el miedo, la ira, a ellos no les perdonaria pero a La Sole, no soy quien para perdonar, eso si espero que se perdonase a si misma.
No me pidas perdon, no te lo pido, somos lo que somos, el perdon no es nada aunque a veces creamos que lo es todo.
maria

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gracias por visitar mi casa